gif creator

Recibe todas las actualizaciones a través de Facebook. Haga clic en el siguiente botón

Boca se juega el semestre ante All Boys, con la ilusión de que la Copa Argentina le dé el boleto directo a la Libertadores. Bianchi pone lo mejor que tiene en Catamarca.

San Fernando del Valle de Catamarca se abre simpática y bondadosa, montañosa y fría, la miseria de los barrios periféricos arrasados por la pobreza son el cortejo, con banderas, saludos y emoción palpable aún detrás de la ventanilla del auto, al micro que transporta a veintipico de privilegiados que esta noche serán protagonistas de un partido clave. Ya no se trata de una copita. Al menos, Boca no se la toma de esa manera. Es la Copa de su vida.
Este certamen federal que refleja mejor que ninguno la pasión que hay por la pelota en el Interior profundo y olvidado, se transformó para el equipo de Bianchi en su as bajo la manga. Al cabo, obtener la Copa Argentina es una de las poquísimas oportunidades que se le presentan para conseguir la clasificación a la Libertadores del año que viene. La ecuación es simple: o gana el próximo torneo Inicial o levanta el trofeo al que hoy intentará acercarse frente a All Boys. Es el camino más directo, pero no será fácil: hoy tendrá un duro cruce ante un equipo con oficio, y luego, si pasa a cuartos de final, lo espera el ganador de la llave entre Quilmes y Estudiantes. Así, la Copa Argentina adquirió otro valor. “Sabemos que nos puede dar esa chance. Y queremos revancha”, blanqueó Clemente Rodríguez el sentimiento generalizado. “Siempre me gusta que me vea la gente de todo el país. Esperemos pasar de fase”, aportó el capitán Riquelme. El recuerdo para Juan Román es indeleble: su última participación en este torneo fue ante Deportivo Merlo, con golazo de tiro libre incluido, y justo en esta ciudad.


Hasta aquí llegaron Bianchi y sus jugadores con el mensaje clarito bajado desde el cuerpo técnico. Por chapa, por historia, por saborear una sonrisa al final de un semestre triste y por la mencionada obligación copera, el Virrey ya le explicó a su plantel la importancia de este partido. Por eso, decidió cargar todos los cartuchos y plantará a su formación (casi) ideal, con el ingreso de Lautaro Acosta por el desgarrado Juan Manuel Martínez y el tradicional 4-3-1-2.
Salvo en 1999 cuando el ticket a la Libertadores de aquel año no dependió de su gestión (le correspondía a la temporada 97-98 comandada por el Bambino Veira) cada vez que Carlos Bianchi estuvo en Boca siempre disputó la Libertadores en el lapso enero-junio. Sería raro y extraño el año que viene observarlo abocado sólo al trajín casero. Una imagen que nadie quiere ver.
Con el frente interno abierto y las críticas solapadas y en privado de algunos dirigentes asomando, el grupo necesita pasar la llave de All Boys para que el desenlace de la primera mitad de año no sea un hervidero. El propio entrenador reconoció que él también, el hombre de prestigio inoxidable, el DT más ganador de la historia, debe “rendir cuentas”. Incluso se encargó de contar que en su contrato figura una cláusula que indica que si a los 18 meses no gana nada, el club puede rescindirle el vínculo. Del mismo modo, él puede decidir marcharse al final de cada año de contrato (firmó hasta diciembre de 2015, al acabar el mandato de Daniel Angelici).
Catamarca vibra. Casi 20.000 almas se esperan hoy en el Estadio Bicentenario para temblar con un Boca que ya sabe de qué va la cosa. Y que debe empezar a latir en esta Copa Argentina si quiere beber de la otra...

0 comentarios:

Publicar un comentario

Seguinos en Facebook